La carne de wagyu se identifica por su colorido rojizo y su marmoleado que se aprecia en la grasa infiltrada y le aporta aroma, sabor y jugosidad única.
Directamente traídas desde Japón, nuestras vacas se crían durante los primeros meses con leche y después reciben una alimentación sana y equilibrada con nutrientes de origen vegetal 100% naturales como hierba de la pradera, paja de arroz o pastel de cebada.
Cuando sientas la carne de los distintos cortes de wagyu fundiéndose en tu boca, sabrás por qué hay un antes y un después de Yakiniku Rikyu.